Si estás buscando un compañero divertido y cariño, que no requiera de grandes paseos y que disfrute del entorno familiar, sin lugar a a dudas un Lhasa Apso puede ser tu perro ideal. Te contamos cómo es, cuáles son sus características y que cuidados precisa para vivir sano y feliz.
¿Cuál es la historia del Lhasa Apso?
El perro de raza Lhasa Apso tiene su orígen en el Tíbet, más concretamente en la ciudad de Apso. Su nombre proviene de un tipo de cabra denominada “rapso”, las cuales dan increíbles saltos, cuentan con un pelaje largo y son muy ágiles. Todo esto recuerda al pequeño perro Apso y por ello se comienza a usar el apelativo Lhasa, ya que antes solo eran conocidos como Apso. Esto ocurre una vez que la raza ya ha sido exportada, así que se piensa que este nombre se introdujo para tener una alusión hacia su zona de orígen.
Se menciona que la cría de esta raza comienza con los ejemplares más pequeños de Tibetan Terrier, los cuales eran entregados a los monasterios en forma de ofrenda. La palabra Apso tiene su orígen en una palabra mongol que significa “todo cubierto de pelo”.
Se trata de una raza muy antigua y sus primeras referencias lo sitúan en los monasterios tibetanos. Allí, el Lhasa Apso acompañaba a los monjes y realizaba la tarea de perro guardián para la protección de todo el entorno de los monasterios. Se cuenta que estos perros tenían una gran vida en los monasterios, eran muy queridos y cuidados ¿Por qué? Sencillo, los monjes pensaban que cuando ellos fallecían, volvían al mundo reencarnados en un perro de esta raza. Y, cuando el perro fallecía, el monje se reencarna en otro ser humano recién nacido.
Esta raza comienza su expansión cuando los cachorros se regalan a países vecinos como forma de ofrenda. No fue hasta el siglo XX que un perro de Lhasa Apso llega a Occidente, esto ocurre de la mano de Marjorie Wild y fue gracias a McLaren Morrison, ya que fue él quien viajó con un ejemplar macho en el año 1895.
El Kennel Club de Inglaterra acepta la raza en el año 1908, bajo el nombre de “Lhasa Terrier de 25 centímetros”. Después de la segunda guerra mundial, estos perros estuvieron apunto de desaparecer. En el año 1922 fue el coronel Eric Baley del ejército inglés, quién, junto a su esposa, recuperaron la raza cuando se encontraban en Sikkim, un lugar que se encuentra en la frontera del país asiático. En el año 1928 la pareja vuelve a Inglaterra junto a sus perros y durante la cría se sigue la misma línea, por lo se puede asegurar que fueron ellos los que consiguieron que esta raza de perro se conozca como en la actualidad.
¿Cómo es un perro Lhasa Apso ?
Encontramos esta raza dentro del grupo 9 (perros de compañía) y en la sección 5 (perros tibetanos) de la FCI. Un perro de raza pequeña que tuvo sus comienzos en el Tíbet, un lugar donde la vida tenía unas condiciones muy severas por sus altitudes y clima. Es por ello que, el Lhasa Apso, debe ser un perro fuerte para sobrevivir a estas condiciones.
Gracias a su abundante pelo largo y un subpelo abundante que actúa como aislante del frío, este animal puede vivir en condiciones de frío. Además, encontramos una caída de pelo sobre los ojos que le brinda protección para el polvo, el viento y el resplandor.
“La cabeza de este perro debe tener un abundante cantidad de pelo, pero sin llegar a ser exagerado. Debe cubrir los ojos, pero no debe afectar a la visión del perro. Su trufa tiene que ser de color negra y su hocico no puede medir más de 4 cm ni ser cuadrado. Su mordida debe ser inversa a la de tijera y es deseable que la dentadura sea completa.” Irene, criadora de la raza desde hace unos 6 años con el afijo “Apsoking”, nos cuenta como debe ser físicamente este tipo de perro.
“Sus ojos tienen que ser de color oscuro, de forma ovalada y tener un tamaño mediano. Sus orejas deben estar siempre colgantes y estar recubiertas de flecos. Su cuerpo debe ser equilibrado y compacto y contar con un movimiento ligero y ágil. Un buen Lhasa con un buen pelo, parece que vuela en el ring.”
En cuanto a su tamaño y peso, Irene nos comenta que: “El estándar no nos marca un peso específico, pero hay que tener en cuenta que es un perro pequeño. Para mí, el tamaño perfecto en un perro de esta raza, estaría comprendido entre los 6 y 8 kilos en machos y los 5 y 7 kilos en las hembras. En su tamaño, la FCI sí nos fija la altura que deben tener y ésta se comprende entre 25 cm de los machos y las hembras ligeramente más pequeñas.”
¿Cómo es el carácter del Lhasa Apso?
“Hay que pensar que esta raza fue usada para guardar los monasterios del Tíbet, por lo que hablamos de un perro con un carácter fuerte. Aunque lo veamos como un perro faldero, en este caso las apariencias engañan. Son animales fuertes, con un carácter para la guarda, independientes, y desconfiados de los extraños.”
“Puede parecer que, por el tamaño que tienen, estos perros necesitan poco ejercicio. Nada más lejos de la realidad porque esta raza, necesita mucho ejercicio físico y mental. Sólo ofreciendo lo que necesitan, tendremos un perro sano. No es un perro que yo recomiende para tener con niños pequeños ya que son independientes y, llegados a un momento clave en el que el animal quiera estar a solas, lo hará saber.”
Enfermedades en la raza de perro Lhasa Apso
Sí, el Lhasa Apso es un perro bastante fuerte y que raras veces enferma pero, aún así, encontramos ciertas enfermedades en la raza. Éstas son:
- Queratoconjuntivitis seca.
- Atopia.
- Displasia Renal.
- Prolapso del tercer párpado.
- Síndrome braquicefálico.
- Anormalidades en las pestañas.
- Entropión.
- Atrofia retiniana.
- Luxación de rótula.
- Hidrocefalia.
- Problemas de disco invertebral.
- Lisencefalia.
¿Qué cuidados precisa un Lhasa Apso?
“Quizá lo más importante en los cuidados para el Lhasa Apso sea el tema del pelo. Si el propietario quiere que su perro tenga el pelo largo, es importantísimo que se cepille prácticamente todos los días. Con este manto tan largo y un subpelo en cantidad, la formación de nudos es constante.”
“Los profesionales de la raza siempre tenemos el pelo hidratado, sencillamente porque luego el cepillado es más fácil y cómo pero ¡Ojo! que esto es un pedazo de trabajo. Se necesitan productos específicos y de calidad y bañar al perro todas las semanas. Y después viene el secado, el cepillado con un spray hidratante para no arrancar pelo y poner paquetitos con aceites y papel de seda para protegerlo de agentes externos.” Irene también nos cuenta entre risas que, con todos los cuidados que aporta a sus perros, apenas se relaciona con humanos. “Al final del día, he hablado más con ellos que con amigos míos. Cualquier día voy a empezar a hablar como un perro.”